Pocas islas son tan especiales como Menorca. Alejada del bullicio fiestero de sus islas hermanas, rebosa calma y tranquilidad por los cuatro costados. Es tradición, es sosiego, es silencio. Sus playas son azules, sus pueblos blancos y su gente, los mejores anfitriones con los que conversar. El lugar perfecto para escapar, en busca de esa paz anhelada durante todo el invierno. Declarada Reserva de la Biosfera por la UNESCO en 1993, está considerado uno de los destinos más sostenibles del mundo.
Un lugar así, merecía un hotel como el Villa Le Blanc de Gran Meliá. Un nuevo alojamiento de lujo eficiente y responsable con el medio ambiente, que se funde en el entorno natural de la costa sur de Menorca.
Situado en primera línea de mar, a pocos pasos de la Playa de Santo Tomás, el Villa Le Blanc de Gran Meliá es el mejor refugio frente al mediterráneo. Construido inspirándose en la arquitectura vernácula de los pueblos de la isla, su piedra blanca, sus arcos menorquinos, sus tejas y sus paredes encaladas le transportarán al ambiente de una típica casa local, a pesar de encontrarse en un hotel de lujo.
Fruto de una rehabilitación total del que fuera el antiguo Sol Beach House, el nuevo Villa Le Blanc de Gran Meliá consta de 159 habitaciones, entre las que se encuentran maravillosas suites con vistas al mar y azoteas privadas, un exclusivo Penthouse de 130 metros cuadrados y una Suite Presidencial con piscina privada.
Su construcción se ha realizado pensando en la sostenibilidad. Incorporando en sus instalaciones tecnología que permite reducir al máximo la huella de carbono, y realizando protocolos que ayuden a minimizar su impacto en el medio ambiente. En la gestión de residuos, en el uso del calor residual de los aires acondicionados para precalentar el agua caliente de uso sanitario o de las piscinas climatizadas, o en el uso del agua de sus piscinas para ciertas limpiezas.
Menorca se caracteriza por tener una rica gastronomía de la que también hace gala el Villa Le Blanc. Alta cocina local representada por su restaurante S’Amarador, especializado en pescados, arroces y calderetas de langosta; el restaurante Cru, que homenajea los productos de la isla servidos en crudo de la mano de Joan Canals, o el restaurante Nivi, con su seductora propuesta gastronómica a la brasa y estupendas paellas. El mejor lugar también para degustar deliciosos cócteles con vistas al atardecer.
También hay lugar para cuidarse en el Villa Le Blanc. Su spa ofrece tratamientos de todo tipo para mimarse y dejarse mimar. Mientras que los más curiosos pueden descubrir la cara más auténtica de Menorca a través de su arte y su artesanía, dar un paseo en llaüt menorquín por la costa o degustar los mejores quesos artesanales del lugar.
Un rincón del Mediterráneo que invita a la relajación y a dejar pasar el tiempo sin hacer nada. No es necesario. Su entorno es magnífico, el alojamiento ideal y las experiencias que allí atesorará le quedarán para el recuerdo. Menorca le espera y el Villa Le Blanc, también. No necesita más.
© Imágenes Villa Le Blanc Gran Meliá
MARTA PARAREDA
"Periodista, especializada en Comunicación de Moda. Tras pasar por varios medios de comunicación desembarqué en el sector del lujo y rápidamente me cautivó. Mi mayor logro sería que los lectores disfrutaran tanto leyendo como yo lo hago escribiendo"