Aún con la resaca de la Cumbre del Clima de Madrid, del bombardeo constante de avisos preocupantes sobre el estado de nuestro planeta, de la inacción del ser humano ante esta situación, de la alerta de los activistas y la despreocupación de los estados… hoy queremos proponeros un viaje a un lugar único y extraordinario, de naturaleza salvaje, en estado puro, inocente y virgen, que debería recordar al hombre lo que destruirá si sigue así : la Antártida.
Olvídese de todo lo que ha visto, de toda su experiencia viajera. Olvídese de todo lo que ha sentido, de lo que ha oído, de lo que ha vivido… y prepárese para una experiencia única, sensaciones extraordinarias y descubra la poca relevancia que tiene el ser humano en un lugar como éste.
De noviembre a marzo es la mejor época para descubrir el continente helado. Aunque el paisaje es blanco, la Antártida está viviendo su época estival y el clima es más apto para los ávidos expedicionarios.
La mejor manera de llegar hasta allí es con un barco de expedición. Hay varios, pero si lo que se busca es lujo y confort, Hurtigruten ofrece la mejor opción. Sus barcos ofrecen suites con todas las comodidades de un gran hotel, la mejor gastronomía y un equipo de expertos y científicos que enseñan a sus huéspedes todo lo que deben saber de este inhóspito continente.
El viaje a la Antártida se inicia en Ushuaia (Argentina). La considerada Ciudad del Fin del Mundo era una antigua prisión, convertida ahora en punto de inicio de todas las expediciones hacia el sur. De ahí, uno se embarca para vivir dos días de intensa experiencia marina cruzando el temido Paso Drake, la unión entre los océanos Atlántico y Pacífico, famoso por su fuerte oleaje y grandes corrientes.
Y por fin se llega a la Antártida. Una vez aquí, el viajero se ha de dejar llevar por sus sentidos. Olvidarse de los nervios y de la alegría de estar en ese recóndito lugar. Y respirar. Escuchar el silencio. Oler la nieve y el aire puro. Sentir la sensación de estar en un sitio al que pocos llegarán. Y después de todo eso, dejarse cautivar por un paisaje salvaje, en blanco y negro, y por sus inquilinos: los pingüinos, las focas, las ballenas, los leones marinos….
El itinerario del viaje siempre es una incógnita. El tiempo y el estado del mar marcan el rumbo. Una grata sorpresa que les puede llevar a darse un chapuzón en Telefon Bay de Isla Decepción, dormir en tiendas de campaña sobre el hielo en Danco Island, ver el mejor atardecer de su vida en el Paso Lemaire, comprar un souvenir en Port Lockroy, hacer kayaking en Orne Harbour o avistar ballenas en Wilhelmina Bay.
Una experiencia indescriptible, difícil de expresar en palabras. Lo mejor es verlo y, sobre todo, sentirlo.
MARTA PARAREDA
"Periodista, especializada en Comunicación de Moda. Tras pasar por varios medios de comunicación desembarqué en el sector del lujo y rápidamente me cautivó. Mi mayor logro sería que los lectores disfrutaran tanto leyendo como yo lo hago escribiendo"