La evolución del concepto del lujo hacia el llamado lujo silencioso, mucho más calmado y discreto, va de la mano con los cambios de la sociedad, entre los que la sostenibilidad se perfila como uno de sus estandartes. Por eso, proyectos como los resorts eco-friendly de Bill Bensley son un referente. Hoteles de lujo, situados en enclaves privilegiados, que respetan al máximo el entorno en el que se encuentran e incluso mejoran las comunidades que en él se encuentran.
Tal es el caso del Shinta Mani Wild. Un espectacular hotel situado en un valle fluvial de 865 acres en el límite sur del Bosque Nacional Cardamom en Camboya. Un lugar idílico, en plena selva, formado por 15 tiendas de lujo a las que no les falta detalle y confort, para la construcción de las cuales no se taló ningún árbol. Todo el complejo fue situado estratégicamente para interferir lo mínimo posible en su entorno.
Shinta Mani Wild cuenta con muchas peculiaridades que lo hacen único. Desde el paisaje que lo rodea, hasta la comida que se sirve o las actividades que ofrece a sus huéspedes. Pero sin duda, una de las más originales es la llegada al hotel. Uno puede elegir entre tres opciones. Por carretera, con un 4×4. Por aire, con un helicóptero. O sobrevolando los árboles en tirolina. La opción más aventurera y, también la opción más sostenible.
La aventura comienza subiendo los 102 escalones de la Torre Oriental donde le equiparán y le engancharán a un cable doble por seguridad. Tras una sesión informativa, volará a más de 50 km/h durante 400 metros sobre algunas de las tiendas del hotel, hasta llegar a la Torre Oeste. Allí le espera otro tramo de tirolina, que le llevará por encima de la Racing Big Sister Falls, antes de aterrizar en el Landing Zone Bar, donde le esperarán con un gin tonic.
Con una llegada tan espectacular, el resto de su estancia no puede ser menos. Por eso en Shinta Mani Wild no tiene que preocuparse por nada. Está todo incluido. La comida, las aventuras, las bebidas, los tratamientos de spa y las actividades de bienestar, como el yoga o la meditación.
La estancia mínima es de tres noches para disfrutar a tope de este exótico lugar. Las 15 tiendas se encuentran situadas a lo largo de un kilómetro y medio de la riba del río. Todas ellas con vistas impresionantes de la naturaleza. En un lugar así una piscina de baldosas no era muy indicada. Así que se optó por crear una cisterna de 33 metros de largo, pintada de acero en negro azabache para reflejar el bosque de alrededor.
La parte gastronómica merece una mención especial. Podrá desayunar, almorzar o cenar allá donde quiera. En su tienda, en el restaurante, en la piscina o sobre una cascada. Con una comida que incluye alimentos encontrados en un radio de 25 km, como brotes de bambú, patatas silvestres, nenúfares, flores e incluso deliciosas hormigas rojas.
Al Shinta Mani Wild se viene a disfrutar de la naturaleza y a aprender a respetarla, a vivir aventuras tan diversas como senderismo, kayaking, mountain bike o el estudio de las mariposas y los pájaros, y a relajarse. El entorno ayuda mucho, pero los tratamientos que ofrece su spa Khmer Tonics, también. En dos salas de tratamientos, situadas entre rocas naturales gigantes cerca del bosque, el ruido del río ofrece el sonido perfecto para disfrutar de todo tipo de tratamientos de bienestar, incluidos en su estancia.
Pero si Shinta Mani Wild es idílico para sus huéspedes, la labor que realiza hacia la comunidad de su entorno lo es aún más. Se ha conseguido que, una zona donde la caza furtiva, la minería y la tala de árboles eran habituales, se esté convirtiendo en un espacio protegido que ayuda a la comunidad local.
© Imágenes Shinta Mani Wild
MARTA PARAREDA
"Periodista, especializada en Comunicación de Moda. Tras pasar por varios medios de comunicación desembarqué en el sector del lujo y rápidamente me cautivó. Mi mayor logro sería que los lectores disfrutaran tanto leyendo como yo lo hago escribiendo"