La revolución que ha vivido el mundo de la cocina hace tiempo que ya está asumida. Y no nos referimos a la acontecida en nuestros hogares durante el confinamiento, sino a la ocurrida en la Alta Cocina. Los cocineros pasaron de trabajar en un empleo considerado mediocre a tener un oficio glamuroso, a ser referentes sociales y algunos en convertirse en estrellas, más allá de las obtenidas por sus restaurantes.
Que la Alta Cocina es un arte es innegable. El arduo trabajo que hay detrás de cada plato obtiene su recompensa con el primer bocado de los comensales. Sabores únicos, nuevos y sorprendentes que no dejan indiferentes a nadie que los pruebe. Pero tras escerificar, espumar, deconstruir y flambear todo lo imaginable ¿hacia dónde se dirige ahora la alta gastronomía?
Restaurantes como Alchemist en Copenhague, Enigma en Barcelona o Ultraviolet en Shangai puede ser una pista del nuevo camino que puede seguir la alta cocina. Restaurantes inmersivos que ofrecen una experiencia más allá de la comida. Donde el gusto es solo uno de los sentidos que entra en acción. Espectáculos multimedia donde las creaciones culinarias son solo un elemento más de un conjunto cuyo fin es activar las sensaciones.
Alchemist, capitaneado por el joven Rasmus Musk, ha conseguido en menos de un año de vida obtener dos Estrellas Michelín. Una hazaña lograda gracias a una experiencia gastronómica teatral que utiliza la comida para hacer declaraciones políticas y sociales, más o menos controvertidas, que invitan a la reflexión. Sus platos, técnicamente complejos y muy creativos, van acompañados de grandes performance con artistas y elementos visuales.
50 platos para 40 comensales que se adentran en un amplio espacio, ocupado anteriormente por el taller de construcción de escenarios del Royal Danish Theatre. Un recorrido de cerca de cuatro horas que lleva a los clientes por diversas salas en las que degustan creaciones como “Plastic Fantastic” o “Rainbow Room”, al tiempo que se critica la contaminación de los mares o se reivindica la libertad de elección sexual de cada uno. Una experiencia sensorial en cinco actos que culmina bajo una gran cúpula a modo de planetario. ¿Espectáculo o gastronomía?
O quizás la unión ambas cosas. Porque eso mismo es lo que lleva realizando desde hace varios años el chef Ferran Adrià en el restaurante Enigma de Barcelona. Tras revolucionar el mundo de la gastronomía desde el restaurante El Bulli, su innovación no se detiene. En Enigma da un paso más y adentra a los comensales en un ambiente de misterio, generando la sensación de estar dentro de un enigma.
Un recorrido de tres horas y media en el que los comensales degustan un menú de temporada a lo largo de seis etapas. Un circuito jalonado de experiencias que solo se desvelan a medida que los clientes se acomodan en cada una de las estancias del restaurante.
Aunque el pionero en unir gastronomía y experiencia sensorial fue el restaurante Ultraviolet by Paul Pairet en Shangai. Desde 2012 ofrece una experiencia inmersiva que se desarrolla como una obra de teatro donde la comida es el actor principal y conductor de la escena. Una sola mesa para tan solo diez comensales en la que se sirven 20 platos. Cada uno de ellos enriquecido por su propia atmósfera de luces, sonidos, aromas, proyecciones, imágenes, imaginación… y, por supuesto, exquisita comida.
Experiencias culinarias únicas que van más allá de la comida y de la innovación gastronómica. Espectáculos para estimular los sentidos y apreciar más, si cabe, las obras de arte culinarias que se presentan ante los comensales. ¿Es esto el rumbo hacia el que se dirige la Alta Cocina o es tan solo un mero espectáculo para acompañar una comida que de por sí ya es exquisita?
© Imágenes restauratne Alchemist; Enigma; Ultraviolet
MARTA PARAREDA
"Periodista, especializada en Comunicación de Moda. Tras pasar por varios medios de comunicación desembarqué en el sector del lujo y rápidamente me cautivó. Mi mayor logro sería que los lectores disfrutaran tanto leyendo como yo lo hago escribiendo"
Gran tema, gracias por el aportazo admin