La relación de las firmas de lujo con el arte es innegable. Desde marcas de moda, hasta marcas gourmet, han sabido crear vínculos estrechos con una disciplina que los une, a veces de un modo impensable, para crear piezas realmente extraordinarias. Una de ellas es la Maison Perrier- Jouët. Su relación con el arte ha estado presente desde siempre de un modo muy relevante. Hasta el punto que la Maison es considerada una de las mayores colecciones privadas de Art Nouveau del mundo y la mayor de Francia.
Por eso, no es de extrañar que cada cierto tiempo, ese amor por el arte se deje ver también en algunos de sus caldos. Con ediciones limitadas que elevan sus botellas a la categoría de delicados y preciados objetos. La última, en colaboración con el artista mexicano Fernando Laposse. Una unión inspirada en la naturaleza y en el amor que ambas partes profesan por ella, que dan la bienvenida a la primavera.
La Maison Perrier-Jouët desde su inicios en 1881 ha velado por promover la biodiversidad instalando colmenas, plantando árboles y experimentando con la viticultura regenerativa. Por eso, Fernando Laposse, cuyas creaciones también resumen su apego por el medio ambiente y por lo hecho a mano, se ha inspirado en el polen para crear el nuevo packaging del Perrier-Jouët Belle Epoque Brut 2015 y el Blanc de Blancs de la casa.
El polen, al que Laposse considera esa sustancia preciosa que conecta los reinos vegetal y animal en un ciclo constante de renovación, adorna cada una de las cajas. Evocando también ese tono dorado pálido de sus cuvées, junto a un baile de polinizadoras criaturas que lo acompañan.
“Para esta colaboración con Maison Perrier-Jouët, el polen me pareció el símbolo perfecto para vincular los elementos de la naturaleza. Una celebración de la vida y del minucioso cuidado de sus viñedos, en pleno corazón de la región francesa de Champaña.”, afirma Laposse.
Partiendo de esa misma idea del polen, el artista presentó su obra inmersiva “La danza de la polinización” en Design Miami. Una pieza de arte en el que una abeja, una polilla y un colibrí revolotean alrededor de anémonas japonesas. El histórico emblema floral de la Maison Perrier-Jouët. Así como una preciosa cúpula de vidrio soplado a mano que envuelve un microcosmo igual a la de “La danza de la polinización”, con flores, polinizadores y polen impresos en 3D con una resina ecológica.
Pero más allá de todo esa propuesta artística junto a Fernando Laposse, su interior contienen algunos de los cuvées más icónicos de la firma. Una de las más prestigiosas y auténticas Maisons de Épernay, que se caracteriza por la extraordinaria fineza de sus champanes. Gracias a su gran experiencia en el tradicional arte de la elaboración del champán de los siete chefs de caves que han ejercido en sus bodegas desde 1881.
© Imágenes Perrier-Jouët
