A pesar de que las noticias no son nada halagüeñas en lo que respecta al Covid-19, no debemos caer en el pesimismo. Debemos ser precavidos, pero no por ello debemos de dejar de hacer actividades al aire libre. El buen tiempo es lo que nos dicta. Es lo que se espera del verano.
Los aficionados al ciclismo cada vez cuentan con más adeptos. Las carreteras están llenas de deportistas que reservan las primeras horas del día o las últimas de la tarde, cuando el sol menos aprieta, para pedalear. El destino es lo de menos. Lo importante es el camino y el disfrute de él. A pesar del calor y el riesgo de circular entre coches. Pero, ¿qué pasaría si se cambiara el asfalto por el mar y el calor sofocante por la brisa marina?. Seguro que más de uno, elegiría esa opción. Sobre todo en verano.
Ahora es posible gracias a la primera bicicleta acuática. Un modelo llegado de Nueva Zelanda que permite pedalear sobre mares, ríos y lagos. Se trata de Hydrofoiler XE-1 Bike de Manta5. Una bicicleta que reproduce la experiencia del ciclismo en el agua, siempre que las corrientes, el viento o las olas nos lo permitan.
Usando la misma tecnología que los veleros de las America’s Cup, dispone de hélices, sistema de flotabilidad y de un motor de 460w que asiste al pedaleo. Ello le permite alcanzar una velocidad máxima de 22 km/h y una velocidad de crucero de 11 a 13Km/h. Fabricada en fibra de carbono y aluminio, su poco peso permite transportarla sin mucho esfuerzo.
Hydrofoiler XE-1 es obra de Guy Howard-Wilis y Roland Alonzo. Ambos apasionados del mundo de las bicicletas, quienes vieron la falta de opciones en un posible ciclista acuático. Su idea partió del concepto de una bicicleta de alto rendimiento que fuera liviana, rápida, ágil y fácil de transportar y, tras más de siete años de investigación y esfuerzo, de pruebas y errores, crearon Hydrofoiler XE-1.
Cualquiera puede utilizar esta bicicleta acuática, ya que no necesita ningún tipo de licencia para su manejo y es relativamente fácil de utilizar. Tan solo hay que seguir ciertas normas de seguridad y evitar situaciones que puedan poner en peligro su integridad. Es mejor utilizarla en aguas tranquilas y con un fondo de más de metro y medio de profundidad para evitar posibles rasguños en su estructura. Y como dicen sus creadores, no utilizarla en lugares en los que no nadaría.
Su batería le ofrece una autonomía de hasta 60 minutos y es recargable desde cualquier toma de corriente estándar, tardando unas tres horas en volver a tener una carga completa.
Una nueva experiencia acuática que permitirá a los ciclistas más intrépidos descubrir nuevos parajes. Tanto en agua dulce como en agua salada, su fácil conducción y su motor eléctrico silencioso les llevará a lugares donde otras embarcaciones a gasolina no tiene permitido el acceso. Relax, deporte y una experiencia son sus máximas. ¿No os apetece probarla?
© Imágenes Manta5
