Definir el lujo siempre es complicado. Hay muchas variables que intervienen en esta definición. Exclusividad, calidad y, por supuesto, valor. Sin embargo, si nos detenemos a pensar, nos daremos cuenta que uno de los lujos más preciados lo tenemos al alcance de todos: el tiempo. Tiempo para dedicarnos a aquello que más nos gusta, estar en familia, nuestro hobby preferido, una charla con amigos o simplemente, no hacer nada. Dejar el tiempo correr, que para eso es nuestro.
Las circunstancias actuales ocasionadas por el coronavirus, por desgracia, van a favorecer que la gran mayoría dispongamos de ese bien tan preciado que es el tiempo. Es el momento de darle la vuelta a la tortilla y buscar el lado positivo de un problema que nos afecta a todos. Disfrutemos del tiempo que nos ha otorgado el confinamiento obligado.
Mantengamos aquella conversación pendiente con nuestra pareja o charlemos con nuestros amigos, aunque estén a kilómetros de distancia. Recordemos aquellas vacaciones en familia que grabamos en vídeo y nunca vimos. Organicemos la carpeta de imágenes de nuestro ordenador o aprendamos a subir stories a Instagram. Visionemos aquella serie que siempre dejamos a medias y nunca acabamos de ver. La tecnología nos permite todo ello y mucho más. Nuestra imaginación es el límite.
Y hablando de imaginación, potenciemos nuestra creatividad, últimamente tan olvidada. Dibujemos, escribamos, cantemos, juguemos…. Experimentemos en la cocina con una receta nueva o simplemente aprendamos a hacer un huevo frito. Y leamos todo lo que podamos.
O seamos más prácticos, organizando los papeles acumulados sobre el escritorio u ordenando nuestro armario. Algunos tendrán trabajo para varios días!
O simplemente, aburrámonos. A veces es necesario perder el tiempo, no hacer nada y desconectar del mundo.
Aprovechemos este preciado lujo que nos ha impuesto las circunstancias y disfrutemos de él. Olvidémonos de la rabia, de la impotencia y el enfado que nos provoca el coronavirus y saquemos algo positivo de todo ello. Tomémonos el confinamiento con humor y practiquemos las risas.
Y a todos aquellos que no podrán disponer del lujo del tiempo porque lo invierten en el servicio a los demás, nuestro apoyo, solidaridad y, sobre todo, nuestro mayor respeto y reconocimiento. Simplemente, gracias!