Yves Saint Laurent visitó Marruecos por primera vez cuando tenía 30 años. Desde el primer momento se quedó fascinado por la luz, el aroma y la esencia de ese país. Por ello, no es de extrañar que a lo largo de su vida tuviera varias propiedades en el país, junto a su pareja Pierre Bergè. La más conocida fue Dar es Saada, una casa cercana a los Jardines Majorelle que la pareja también adquirió posteriormente. Pero no fueron las únicas.
En la localidad de Tánger, adquirieron Villa Mabrouka. Una preciosa finca rodeada de jardines, con impresionantes vistas al estrecho de Gibraltar, situada a pocos minutos del bullicio de la Kasbah y la Medina de Tánger. Ahora, esa casa se ha convertido en un lujoso hotel, con mucho encanto, en el que la esencia de Yves Saint Laurent se percibe por cada uno de sus rincones. Fue adquirida por el diseñador británico Jasper Conrad, gran admirador de Saint Laurent. De ahí, que el gusto y la exquisitez del modisto francés sigan estando muy presente.
Villa Mabrouka cuenta con tan solo 12 habitaciones. Las mismas que tenía cuando era el refugio de Yves Saint Laurent y Pierre Bergé. El diseñador francés quiso decorar cada una de ellas con un color. Y así siegue siendo ahora. Unas estancias llenas de luz natural con grandes ventanales, que conservan las líneas limpias de la casa construida en la década de 1940. Entre ellas destaca la Suite Marrakesh, la que fuera habitación privada de la pareja, decorada con toques de verde salvia, amarillo toscano y azul acacio, favoritos de Yves.
Cada suite es única. Cada rincón de la casa un recordatorio de ese mágico savoir faire de Saint Laurent, mezclado con el gusto exquisito y refinado de Conrad. No faltan gasas en las cortinas, mármoles veteados en los suelos, herrajes de latón en las puertas, marquetería y azulejos locales, ratán y nácar, alfombras de cuero o caña. Elementos que le trasladarán a un ambiente idílico y bucólico, de ese impresionante Marruecos que enamora.
Villa Mabrouka invita a una escapada de paz y relax. Al cruzar las imponentes puertas de madera tallada de su entrada, se entra en un frondoso jardín compuesto por diferentes terrazas en cascada, que crean rincones inolvidables.
Para conseguir esa calma tan ansiada, el hotel cuenta con dos piscinas. Una de ellas, tallada en la roca del acantilado que rodea el lugar. La otra, algo más pequeña, se ha creado de la nada como otra zona de sosiego, repleta de azulejos locales en forma de espiga esmeralda. Tampoco falta un spa y un hamman, para un plus de bienestar.
La parte gastronómica la forman tres restaurantes, un bar de cócteles en la azotea y tres pabellones en el jardín, bellamente decorados, ideales para cenas privadas. El menú que encontrará prioriza los ingredientes de temporada mediterráneos. Desde pescados y marisco recién pescados cada día, a verduras cultivadas en la cercanía. Y por supuesto, donde no faltan deliciosos postres y hasta panes franceses.
Un lugar que ha de visitar sí o sí, si es un enamorado de Marruecos y un fan incondicional de Yves Saint Laurent. Su esencia se siente. Elegante, sofisticada, calmada…..
© Imágenes Villa Mabrouka
MARTA PARAREDA
"Periodista, especializada en Comunicación de Moda. Tras pasar por varios medios de comunicación desembarqué en el sector del lujo y rápidamente me cautivó. Mi mayor logro sería que los lectores disfrutaran tanto leyendo como yo lo hago escribiendo"